Narra Christian
Deslicé mis nudillos sobre la puerta. Toqué una vez. Esperé. Nadie me abría. Normal eran las 8am, sábado, y yo estaba ahí plantado con un nudo en el estómago. ¿Por qué estaba tan nervioso? Esa pregunta rondaba por mi cabeza haciendo que ésta me doliera. Me acaricié la sien, y volví a tocar. Nada. Acerqué mi oído despacio a la puerta, pero no se escuchaba ni un mísero ruido. ¿Qué estoy haciendo aquí? Me pregunté. Negué con la cabeza, y me puse las manos en los bolsillos de mi pantalón. Me di media vuelta para volver a mi residencia. Esto está mal -pensaba una y otra vez. Di unos pasos para marcharme, pero oí un ruido tras de mi, una puerta abriéndose.
- Ho-hola. -tartamudeé tímidamente.
- Hola -contestó ella. Estaba en pijama con el pelo un poco revuelto. Sus ojos se encontraron con los míos haciendo que mi corazón diera un giro de 180º ¿Por qué? No lo sabía. De lo que sí tenía idea era de que si seguía mirándola por más rato, formaría un gran charco de babas. Pero, es que era perfecta tal y como era sin cambiar absolutamente nada.
- ¿Qué haces a esta hora por aquí, Christian? -me preguntó sacándome de mis pensamientos. -Son las 8 de la mañana.. -soltó un leve bostezo. Que hermosa se ve de esta manera... -pensé.
- Verás -di un paso para acercarme más a ella. -Me preguntaba si te gustaría ir a desayunar conmigo para luego dar una vuelta por LA. Si quieres, claro -aclaré esperando un sí por su parte.
- ¿A esta hora? ¿No puede ser más tarde? Es que, estoy un poco cansada. Ya sabes, las clases me agotan. -apartó un poco el pelo que le caía sobre la cara. "Deja de hacer eso, me estoy poniendo... ¡YA, CHRISTIAN, PARA!"
- Te entiendo. Ya quedaremos otro día no te preocupes. -me di de nuevo la media vuelta para irme con un rechazo. Un poco de tristeza se reflejó en mi rostro.
- Espera, Christian. -me detuvo poniendo una de sus manos en mi brazo. La miré con una leve sonrisa.
- La verdad, no quiero quedarme todo el día aquí. Así que, está bien. Me encantaría conocer LA -hizo una pausa- contigo.. -se sonrojó, y yo le di un pequeño beso en la mejilla.
- Te aseguro que te lo vas a pasar genial, pequeña. -le afirmé, acariciando su mejilla enrojecida. -Te veo en... -miré mi reloj- ¿...media hora en la entrada?
- Hecho. No tardo. -y con una de sus fantásticas sonrisas, cerró la puerta, y yo me quedé plantado como un tonto mientras mi corazón latía fuertemente.
- ¡Sí! -levanté mi puño en señal de victoria y me alejé de allí, dando saltos como un niño pequeño.
Narra Sophie
Tras haberle dicho a Christian que sí, abrí mi armario con una gran sonrisa en mi cara. No sabía por qué, pero este chico me transmitía seguridad, cariño, y eso era lo que más anhelaba. Alcé la vista hacia la cama de las chicas, y ahí se encontraban durmiendo como dos angelitos. Decidí escribirles una nota para que no se preocuparan:
Chicas, salí con Christian a dar una vuelta por LA. Espero que no os importe. Volveremos pronto. Portaos bien. Os quiero xx
Seguí buscando algo que ponerme. Quería vestirme de una forma elegante, pero no era cuestión de pasearme por todo LA con tacones. Además no me quería poner ropa que no pegara con mi estilo. Es como si le pusiéramos traje y corbata a un payaso. Totalmente incompatibles.
Había amanecido soleado, algo que me alegraba. Así que, finalmente opté por ponerme esto:
Me maquillé un poco, lo necesario, y puse rumbo a la entrada. Estaba nerviosa, he de reconocerlo. Al llegar, busqué a Christian y allí estaba tan guapo como siempre, apoyado en la pared con la mirada perdida y sus manos en los bolsillos. ¡Qué sexy..! pensé para mis adentros no sin antes morderme un poco el labio inferior.
Le saludé con la mano, él hizo lo mismo, y me acerqué a él con pasos ligeros. Lo agarré del brazo como si fuéramos algo más que amigos. Él se sorprendió, pero no rechazó mi gesto. Es más, parecía estar... ¿encantado? Sí, esa palabra.
- Y, ¿entonces? ¿Qué haremos hoy, señor Guía? -reí. Él me miró, y soltó una carcajada.
- Primero que nada, comer porque estoy que me muero de hambre. -alargó la palabra "hambre". Yo tan solo asentí. Llegamos hasta un Starbucks. Él como todo un caballero al abrir la puerta me dejo paso a mi primero. Pedimos dos frappuchinos. Christian insistió en pagarme el café, sin embargo a mi no me gustaba eso hasta que al final de tanto insistir me digné a dejar que él pagara lo mío. Salimos del lugar, él con una mano en mi cintura mientras que con la otra sujetaba su frappuchino. "Somos amigos, ¿no? Los amigos hacen eso, ¿a qué sí? Dios, que tonta me sintió haciéndome preguntas que yo sola puedo contestar."
Seguimos caminando, y nos empezamos a hacer fotos. ¿Qué chica está en LA y no lleva encima su cámara? Por ahora ninguna, y yo no iba a hacer la excepción. Nos sacábamos fotos divertidas y con paisajes increíbles. Por supuesto, fuimos a Hollywood, y le pude sacar una foto al letrero ese tan grande que siempre había querido ver de cerca. Pasamos por el paseo de la Fama, con todas las estrellas con los nombres de los grandes artistas grabados en ellas, en el suelo. Algo totalmente fascinante. Christian era el que cargaba la cámara, ya que yo siempre era la que quería sacarse fotos, y no paraba.
Pasamos toda la mañana dando vueltas, riendo, hablando y otras muchas más cosas. En definitiva, estaba siendo un día que por nada del mundo quería que terminara.
Narra Christian
Llegamos hasta una playa. El mar en calma y mucha gente haciendo deporte. La cogí de la mano, un gesto cariñoso. Pude notar como se estremecía ante el contacto de nuestros dedos entrelazándose. Pensé que tal vez no le gustaría que le tomara la mano de esa forma, puesto que la gente pensaría que somos algo más que amigo.Algo que realmente me encantaría que pasara. Sin embargo, se pegó más a mí y acunó su rostro en mi pecho. Le di un pequeño beso en la frente mientras seguíamos caminando por la arena tibia. Me sentía agusto, muy agusto. Me preguntaba que estaba sintiendo Sophie en ese mismo instante, mas permanecí callado. Fuimos hacia la orilla con nuestros zapatos en la mano aun juntos, tomados de la mano. Cuando el agua hubo tocado nuestros pies, Sophie se apartó de mi.
- ¡Está muy fría! -se quejó señalando el agua.
- ¡Venga, va! ¿Ahora le tienes miedo al agua? -le pregunté en tono burlona.
- ¡Claro que no, tonto! -me dio un pequeño golpe en el hombre. Reí.
- Pegas como una nena.
- SOY una nena. -aclaró.
- Ah, pues para tener 4 años estás demasiado, ¿cómo decirlo? Mayorcita. -reí al ver su cara de enojo.
- ¡Te mataré! -me señaló con una mirada desafiante.
- No, no lo harás. -le advertí bajando el dedo con el que me apuntaba.
- ¿Qué no? ¿Cuánto nos apostamos? -preguntó, pero en ese mismo instante eché a correr por la orilla hacia no sé donde. Las playas tienen algún fin. Así que, daba por hecho que por mucho que corriera, no me perdería. Aunque las playas de LA suelen ser kilométricas. Sin embargo, no me importó, y seguí corriendo con Sophie intentando pillarme.
- ¡No seas cobarde! -me gritó aun corriendo detrás de mi con la respiración entrecortada.
- No lo soy -relajé un poco mi ritmo. Sentí un peso sobre mi espalda, y unas piernas rodeando mi cintura.
- ¡Te pillé! -me susurró al oído orgullosa de haberme atrapado.
Reí. Comencé a dar vueltas con ella sobre mi espalda.
- ¡Para, para! -me suplicaba sin parar de reír.
- ¿Ahora quién tiene a quién, eh? -ignoré su súplica, y giré más fuerte.
- ¡Christian Beadles! ¡Bájame!
- ¡No! -negué con la cabeza.
- Me estoy mareando. -apoyó su cabeza contra mi hombro, y supe que era hora de bajarla. Ya la había hecho sufrir por mucho tiempo.
Debido a que yo también estaba mareando, al dejarla en el suelo, perdí el equilibrio de una forma muy patosa, y caí sobre ella quedando tan cerca que podía percibir su aliento. Un olor realmente exquisito, el cual yo me moría de ganas por inhalar.
Reímos ante la torpe caída, pero todo quedó en silencio cuando sus ojos se clavaron en los míos. "Tengo que hacerlo" me obliga mi mente y corazón. Acerqué mis labios un poco más a los de ellas sin dejar de observar sus preciosos ojos, y...
Narra Sophie
...me besó. Un beso corto, pero significativo. Se apartó un poco de mí volviendo a clavar sus ojos en los míos. Lo miré confundida, pero algo dentro de mi decía que lo siguiera besando como si al apartar sus labios de los míos me faltara algo. Por eso, no lo dudé un segundo más y rodeé su cuello con mis brazos. Acercándolo más, a medida que nuestros besos se iban intensificando de una manera rápida...
Deslicé mis nudillos sobre la puerta. Toqué una vez. Esperé. Nadie me abría. Normal eran las 8am, sábado, y yo estaba ahí plantado con un nudo en el estómago. ¿Por qué estaba tan nervioso? Esa pregunta rondaba por mi cabeza haciendo que ésta me doliera. Me acaricié la sien, y volví a tocar. Nada. Acerqué mi oído despacio a la puerta, pero no se escuchaba ni un mísero ruido. ¿Qué estoy haciendo aquí? Me pregunté. Negué con la cabeza, y me puse las manos en los bolsillos de mi pantalón. Me di media vuelta para volver a mi residencia. Esto está mal -pensaba una y otra vez. Di unos pasos para marcharme, pero oí un ruido tras de mi, una puerta abriéndose.
- Ho-hola. -tartamudeé tímidamente.
- Hola -contestó ella. Estaba en pijama con el pelo un poco revuelto. Sus ojos se encontraron con los míos haciendo que mi corazón diera un giro de 180º ¿Por qué? No lo sabía. De lo que sí tenía idea era de que si seguía mirándola por más rato, formaría un gran charco de babas. Pero, es que era perfecta tal y como era sin cambiar absolutamente nada.
- ¿Qué haces a esta hora por aquí, Christian? -me preguntó sacándome de mis pensamientos. -Son las 8 de la mañana.. -soltó un leve bostezo. Que hermosa se ve de esta manera... -pensé.
- Verás -di un paso para acercarme más a ella. -Me preguntaba si te gustaría ir a desayunar conmigo para luego dar una vuelta por LA. Si quieres, claro -aclaré esperando un sí por su parte.
- ¿A esta hora? ¿No puede ser más tarde? Es que, estoy un poco cansada. Ya sabes, las clases me agotan. -apartó un poco el pelo que le caía sobre la cara. "Deja de hacer eso, me estoy poniendo... ¡YA, CHRISTIAN, PARA!"
- Te entiendo. Ya quedaremos otro día no te preocupes. -me di de nuevo la media vuelta para irme con un rechazo. Un poco de tristeza se reflejó en mi rostro.
- Espera, Christian. -me detuvo poniendo una de sus manos en mi brazo. La miré con una leve sonrisa.
- La verdad, no quiero quedarme todo el día aquí. Así que, está bien. Me encantaría conocer LA -hizo una pausa- contigo.. -se sonrojó, y yo le di un pequeño beso en la mejilla.
- Te aseguro que te lo vas a pasar genial, pequeña. -le afirmé, acariciando su mejilla enrojecida. -Te veo en... -miré mi reloj- ¿...media hora en la entrada?
- Hecho. No tardo. -y con una de sus fantásticas sonrisas, cerró la puerta, y yo me quedé plantado como un tonto mientras mi corazón latía fuertemente.
- ¡Sí! -levanté mi puño en señal de victoria y me alejé de allí, dando saltos como un niño pequeño.
Narra Sophie
Tras haberle dicho a Christian que sí, abrí mi armario con una gran sonrisa en mi cara. No sabía por qué, pero este chico me transmitía seguridad, cariño, y eso era lo que más anhelaba. Alcé la vista hacia la cama de las chicas, y ahí se encontraban durmiendo como dos angelitos. Decidí escribirles una nota para que no se preocuparan:
Chicas, salí con Christian a dar una vuelta por LA. Espero que no os importe. Volveremos pronto. Portaos bien. Os quiero xx
Seguí buscando algo que ponerme. Quería vestirme de una forma elegante, pero no era cuestión de pasearme por todo LA con tacones. Además no me quería poner ropa que no pegara con mi estilo. Es como si le pusiéramos traje y corbata a un payaso. Totalmente incompatibles.
Había amanecido soleado, algo que me alegraba. Así que, finalmente opté por ponerme esto:
Me maquillé un poco, lo necesario, y puse rumbo a la entrada. Estaba nerviosa, he de reconocerlo. Al llegar, busqué a Christian y allí estaba tan guapo como siempre, apoyado en la pared con la mirada perdida y sus manos en los bolsillos. ¡Qué sexy..! pensé para mis adentros no sin antes morderme un poco el labio inferior.
Le saludé con la mano, él hizo lo mismo, y me acerqué a él con pasos ligeros. Lo agarré del brazo como si fuéramos algo más que amigos. Él se sorprendió, pero no rechazó mi gesto. Es más, parecía estar... ¿encantado? Sí, esa palabra.
- Y, ¿entonces? ¿Qué haremos hoy, señor Guía? -reí. Él me miró, y soltó una carcajada.
- Primero que nada, comer porque estoy que me muero de hambre. -alargó la palabra "hambre". Yo tan solo asentí. Llegamos hasta un Starbucks. Él como todo un caballero al abrir la puerta me dejo paso a mi primero. Pedimos dos frappuchinos. Christian insistió en pagarme el café, sin embargo a mi no me gustaba eso hasta que al final de tanto insistir me digné a dejar que él pagara lo mío. Salimos del lugar, él con una mano en mi cintura mientras que con la otra sujetaba su frappuchino. "Somos amigos, ¿no? Los amigos hacen eso, ¿a qué sí? Dios, que tonta me sintió haciéndome preguntas que yo sola puedo contestar."
Seguimos caminando, y nos empezamos a hacer fotos. ¿Qué chica está en LA y no lleva encima su cámara? Por ahora ninguna, y yo no iba a hacer la excepción. Nos sacábamos fotos divertidas y con paisajes increíbles. Por supuesto, fuimos a Hollywood, y le pude sacar una foto al letrero ese tan grande que siempre había querido ver de cerca. Pasamos por el paseo de la Fama, con todas las estrellas con los nombres de los grandes artistas grabados en ellas, en el suelo. Algo totalmente fascinante. Christian era el que cargaba la cámara, ya que yo siempre era la que quería sacarse fotos, y no paraba.
Pasamos toda la mañana dando vueltas, riendo, hablando y otras muchas más cosas. En definitiva, estaba siendo un día que por nada del mundo quería que terminara.
Narra Christian
Llegamos hasta una playa. El mar en calma y mucha gente haciendo deporte. La cogí de la mano, un gesto cariñoso. Pude notar como se estremecía ante el contacto de nuestros dedos entrelazándose. Pensé que tal vez no le gustaría que le tomara la mano de esa forma, puesto que la gente pensaría que somos algo más que amigo.
- ¡Está muy fría! -se quejó señalando el agua.
- ¡Venga, va! ¿Ahora le tienes miedo al agua? -le pregunté en tono burlona.
- ¡Claro que no, tonto! -me dio un pequeño golpe en el hombre. Reí.
- Pegas como una nena.
- SOY una nena. -aclaró.
- Ah, pues para tener 4 años estás demasiado, ¿cómo decirlo? Mayorcita. -reí al ver su cara de enojo.
- ¡Te mataré! -me señaló con una mirada desafiante.
- No, no lo harás. -le advertí bajando el dedo con el que me apuntaba.
- ¿Qué no? ¿Cuánto nos apostamos? -preguntó, pero en ese mismo instante eché a correr por la orilla hacia no sé donde. Las playas tienen algún fin. Así que, daba por hecho que por mucho que corriera, no me perdería. Aunque las playas de LA suelen ser kilométricas. Sin embargo, no me importó, y seguí corriendo con Sophie intentando pillarme.
- ¡No seas cobarde! -me gritó aun corriendo detrás de mi con la respiración entrecortada.
- No lo soy -relajé un poco mi ritmo. Sentí un peso sobre mi espalda, y unas piernas rodeando mi cintura.
- ¡Te pillé! -me susurró al oído orgullosa de haberme atrapado.
Reí. Comencé a dar vueltas con ella sobre mi espalda.
- ¡Para, para! -me suplicaba sin parar de reír.
- ¿Ahora quién tiene a quién, eh? -ignoré su súplica, y giré más fuerte.
- ¡Christian Beadles! ¡Bájame!
- ¡No! -negué con la cabeza.
- Me estoy mareando. -apoyó su cabeza contra mi hombro, y supe que era hora de bajarla. Ya la había hecho sufrir por mucho tiempo.
Debido a que yo también estaba mareando, al dejarla en el suelo, perdí el equilibrio de una forma muy patosa, y caí sobre ella quedando tan cerca que podía percibir su aliento. Un olor realmente exquisito, el cual yo me moría de ganas por inhalar.
Reímos ante la torpe caída, pero todo quedó en silencio cuando sus ojos se clavaron en los míos. "Tengo que hacerlo" me obliga mi mente y corazón. Acerqué mis labios un poco más a los de ellas sin dejar de observar sus preciosos ojos, y...
Narra Sophie
...me besó. Un beso corto, pero significativo. Se apartó un poco de mí volviendo a clavar sus ojos en los míos. Lo miré confundida, pero algo dentro de mi decía que lo siguiera besando como si al apartar sus labios de los míos me faltara algo. Por eso, no lo dudé un segundo más y rodeé su cuello con mis brazos. Acercándolo más, a medida que nuestros besos se iban intensificando de una manera rápida...
8 comentarios:
me encantaaaaa pro como me dejais asi pordios!!! xD seguid prontoo xd
besitooos *LL*
Woohh me encantaaaaa el siguiente prontoo pliss. Un besazo
noooo, a verr sophie se tiene que encontrar cn justin yaaaaa ,tienen que estar juntosss!! :DD me ha encantadooo!
qué?!no,no y no.
Sophie tiene que estar con Justin ): haha
Pero igualmente fue super bonito.
Siguuiente!<3
estoy con rocio
Justin tiene que estar con Shopie pero ya vamos!
seguid asi y k si teneis pensado acabar la novela por favor que sea un final feliz qe todos estamos esperando!
ahh pasaros por mi blog pliis!! jejeje
http://wwwmivida-tu-justin.blogspot.com
A por cierto, TE SIGO!
He visto el blog así por encima, y me parece genial, la historia y todo.
Yo también escribo una historia sobre Justin:
http://odiamerapidoyquieremelento.blogspot.com/
Espero que podais pasaros y echarle un ojo, y decir que os parece.
Y como no, aquí teneis a una eterna seguidora de vuestro blog.
Seguid así, es genial ♥
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