miércoles, 6 de julio de 2011

Capítulo 41: "Vuelta al instituto con dos sorpresas"

6am. Suena el despertador. Ese ruido tan molesto no para. Cada cinco minutos vuelve a sonar haciendo que mi sueño termine. Me muevo entre las sábanas, en la habitación hay poca claridad. Me froto los ojos e intento levantarme, pero debido al cansancio me quedo sentada en la cama. Suelto un bostezo no intencionado a la vez que cojo el despertador para mirar la hora. Aprovecho para apagarlo, pues el sonido que produce me molesta. Me percato de que es temprano, pero aún así, me debo levantar. Aún sentada, contemplo la habitación silenciosa, sin ruidos. Observo que a mi izquierda se encuentra mi hermana, quien todavía está en un profundo sueño, sin moverse a pesar de que el ruido no paraba hasta ahora. Intento no despertarla consiguiendo poner mis pies en el suelo, introduciéndolos en las zapatillas que se encuentran en el mismo lugar donde las dejo cada noche antes de dormir. Noto algo haciéndome cosquillas en los pies, Bella. La primera sonrisa de la mañana se dibuja en mi rostro. La acaricio con cuidado, y la cojo suavemente. Se pone contenta de que la haya cogido. Me levanto con ella en mis brazos. Me miro al espejo. Tengo un bonito pijama de pantalón corto y camisa de asillas de Piolín. Bella me mira, intentando entender por qué hay otra Bella en frente de ella. Dejo de mirarme debido a mi cara de sueño. Abro la puerta lentamente sin hacer ruido. Pongo a Bella en el suelo, y me dirigo hacia la habitación de los chicos, la cual también está silenciosa al igual que la casa entera. Está un poco entre abierta, por eso, me atrevo a abrirla un poco más para poder mirar. Escucho a alguien roncar, Ryan. Mientras que Justin, duerme como un angelito. De nuevo, se me escapa una sonrisa al verlo de esa manera tan dulce. No lo puedo evitar. Lo quiero como nunca he querido a nadie. Cierro la puerta. Esta vez me dirigo hacia la cocina. No hay nadie así que aprovecho para preparar el desayuno. Coloco los vasos, las cucharas, todo lo necesario para el desayuno. Escucho unos pasos que hacen que mis ojos se dirigan hacia ellos. Es mi madre. Al verme, se sorprende, pues es temprano y se queda atónita al ver la mesa preparada con el desayuno puesto en ella. Sonrío. Ella me devuelve la sonrisa, se acerca y me planta un beso de buenos días en la frente. Cierro los ojos al sentirlo, y le doy un abrazo. No me dice nada, tan solo se sienta. Vuelvo a escuchar unos pasos. Mi madre y yo miramos, y encontramos a mi padre con el pelo arreglado y vestido para irse a trabajar al igual que mi madre. También se sorprende, y hace lo mismo que ella anteriormente. Tampoco dice nada. A lo largo de unos varios minutos, éstos se levantan acabando de desayunar. Dejan su vaso y plato en el fregadero y ambos me dan un beso en la mejilla. Observo como se marchan, y con un gesto les digo adiós. No quiero empezar a desayunar sin los chicos, pero no hace falta que les avise de que bajen a desayunar, ellos ya lo hacen. Al llegar a la puerta de la cocina, me sonríen.

- ¡Vaya! -exclamaron los tres impactados, por decirlo de esa manera al ver que todo está preparado para que empiecen a comer.
Justin se acercó y me dio un beso en la mejilla seguido de un: "Buenos días, princesa".
Lo miré y le sonreí.
- Si que te has lucido, ¿eh, hermanita? -dijo Lorena.
- Bueno, tan solo es un detalle. -le contesté.
- Un buen detalle de tu parte, Sophie. -me dijo Ryan cariñosamente.
- Bueno, empecemos que se va a enfriar -les dije.
Desayunamos, mientras hablábamos de como son las clases aquí, ya que los chicos se interesaron por saberlo.
Al terminar, recogimos los platos, vasos, y utencilios usados y los pusimos en el fregadero. Luego, cada uno se fue a sus respectivas habitaciones para cambiarse, puesto que teníamos que ir al instituto y ellos nos acompañarían, cosa que sería un poco díficil, por las fans de Justin.
Yo me puse esto:














Lorena esto:





















Salimos de la habitación, con otro aspecto, un poco más decentes. Pelo planchado, un poco de base, la raya y un poco de rimel para que las pestañas lucieran un poco más alargadas. Lorena era más presumida que yo en el aspecto de vestir, pero en el tema del maquillaje no se solía poner mucho, pues no es su estilo, ni el mío tampoco.
Bella, estaba sentada en el sofá del salón, al lado de nosotras, pues esperábamos a los chicos.
- ¡Vosotros dos! ¡Se nos va a hacer tarde! -les gritó Lorena.
- ¡Vamos! -se oyeron dos voces.
- Ya estamos. -dijo Justin mientras bajaban por las escaleras.

Justin iba así:
- ¿Sophie? -me llamó.
- Dime, cielo. -me acerqué.
- ¿Y la correa de Bella? -me preguntó.
- Pues, está arriba, en la habitación. ¿Por?
- ¿No pretenderás que la dejemos sola? -me fulminó con la mirada juguetonamente.
- No. A caso, ¿vosotros no váis a estar en casa? -les pregunté.
- Pues, teníamos pensado dar una vuelta hasta que vosotras salgáis del insti. -contestó Ryan.
- ¿Creéis que podréis? -arqué una ceja.  
- Claro que sí. No está Kenny, pero he aprendido muchas cosas de él. -dijo orgulloso.
- No creo yo eso, guapo. -le guiñé un ojo y me dispuse a subir las escaleras.
- Pero, pero, ¿por qué? -dijo haciendo pucheros.
- Tú sabrás -reí. -Vengo, enseguida. Voy a buscarte la correa de Bella.
- ¡Sophie! Como lleguemos tarde a clase, te mato. -me advirtió Lorena.
Pero no tardé nada, así que cuando bajé y le di a Justin la correa le guiñé el ojo a Lorena. Cogimos las mochilas, las carpetas, y salimos de casa.
Ryan cogió a Lorena por la cintura, y Justin a mí de la mano, mientras que en la otra llevaba a Bella, la cual se paraba a cada momento porque no paraba de oler el suelo.
- Bella, no le hagas ni pipí ni caca a Justin, ¿vale? -reí.
- Muy graciosa, tú. -me miró atravesado. Aunque seguido de eso, me dio un beso, que por supuesto le correspondí.
- Estás muy guapo, amor. ¿Vas a ligar?
- ¿Quién sabe? Tal vez, me encuentre a una rubia con unas grandes.... -no terminó la frase porque le di un pequeño golpe en el hombro. -Eso dolió. -se quejó.
- La próxima será más fuerte. -lo fulminé con la mirada.
- Y, ¿si no hay próxima? -preguntó sarcásticamente.
- Conociendote, la habrá. Así que, no me tientes, cariño. -aceleré el paso, pero él logró ponerse a mi altura de nuevo.
- No te enfades, princesa. Sabes que tú eras a la única que AMO. -me dijo tiernamente mientras su mirada se clavaba en la mía.
- Tonto. -le besé.
- Bueno, parejita. Preparaos. Ya hemos llegado. -nos dijo Lorena.
Llegamos a la entrada del instituto, donde habían un par de chicas. Al principio, no se percataron de que estábamos ahí, pero una de ellas al vernos a Lorena y a mi, se supuso que esos dos eran Ryan y Justin. Efectivamente, así era. Nos acorralaron, y empezaron a gritar.
- Chicas, chicas, dejad paso, por favor. -dijo Justin no alterado, al contrario con una voz tranquilizadora.
- ¡Justin! -gritaban. -¡Sácate una foto conmigo, por fa!
- Dios mío. Es Justin. -decían otras.
Cada vez, venían más y más chicas al encuentro de Justin. Ryan, Lorena y yo, conseguimos quitarnos de aquellas chicas que nos tenían acorralados, y por las cuales temíamos nuestras vidas.
- Chicas, nos sacaremos fotos y todo lo que queráis, pero por favor dejadme un poco de espacio para poderme despedir de mi novia. -las chicas abrieron paso.
*Mierda* pensé con cara asustada.
- Buen día, princesa. -se acercó más a mi, y me dio un beso delante de todas aquellas fans, que se quedaron de piedra al ver aquella escena.
Cuando Justin terminó de darme el beso, lo único que le pude decir fue:
- Te mataré.
Me di la vuelta, cogí a Lorena del brazo, y nos introdujimos entre la multitud para poder entrar al instituto.
Justin se quedó con cara de preocupación por lo que le había dicho. No entendía el por qué de mi reacción si ya todo el mundo sabía que yo era la novia de Justin Bieber.
Pasamos todo el día con miles de chicas a nuestro alrededor, mirandonos de malas maneras o intentando ser nuestras amigas, para de esa manera, poder acercar a su ídolo. 
Yo las ignoraba completamente, me daban igual. Aunque también me sentía un poco agobiada por las preguntas que me hacían. Preguntas comprometedoras, que nos afectaban a Justin y a mí. Otras me criticaban, hasta me insultaban en mi cara. Yo lo único que hacía era sonreírles y ya está. Un consejo que me había dicho Justin.
*Si alguien te insulta o te habla de malas maneras, pisoteándote. Lo que tienes que hacer no es insultarle tú de vuelta, pues estarías a su nivel, si no sonreirle, y hace que se trague su odio*
Ahora entendía lo que era ser la novia de Justin. Nunca me habían agobiado tanto, pero por culpa de esas personas que me insultaban no dejaría a Justin por nada del mundo. Si ser la novia de Justin Bieber significa que te critiquen, que te odien, que salgas en la TV, o lo que sea, lo seguiré haciendo, porque el amor que existe entre Justin y yo es mucho más fuerte que la envidia de los demás.

Tocó el timbre de la salida. Suspiré de alegría. Entre la gente que salía de prisa por los pasillos para ya poderse ir a casa, divisé a Jeremy. Estaba hablando con sus amigos, uno de ellos Mark. Me acerqué, pero por lo visto, me vio y lo perdí de vista.
Suponía que no querría hablar conmigo, lo cual me dolía, pero le tenía que dar un tiempo con el fin de que me perdonase.
Justin y Ryan nos esperaban en la calle. De una de las manos de Ryan colgaba la correa de Bella, así que nos supusimos que estaría con ellos como ellos nos habían dicho. Y, ¿como no? Allí estaban miles de chicas gritando, llorando, sacándose fotos, e incluso unos cuantos paparazzis andaban por ahí intentando tener una exclusiva. Ryan nos hizo unas señas de que saliéramos por la puerta de atrás, así no seríamos vistas, ni entrevistadas. En cambio, el pobre Justin no se podía quitar de encima a la prensa. A todo eso, se le sumaba el no poder pasar, debido a las fans que cada vez eran más.
Estuvimos esperando un rato, hasta que Justin apareció asfixiado de tanto correr.
- ¡No puedo más! -dijo con las manos en las rodillas, haciendo una mueca de cansancio.
- Venga, tío. Tenemos que seguir. Ya estamos cerca de la casa de las chicas. -le animó Ryan.
Comenzamos a correr y nos desviamos por una calle. Conseguimos despistarlos, y tomar un poco de aire.
- No hay moros en la costa -dijo Ryan.
- ¿Todos los días será así? -preguntó Lorena.
- Si tenemos que hacer este esfuerzo por vosotras, lo haremos. -contestó Justin.
Me miró y le sonreí tiernamente.
Al llegar a casa, lo primero que hicimos fue sentarnos en el sofá.
- Por poco. -dijo Justin removiéndose los pelos.
- Ni que lo digas -contesté yo con la cabeza apoyada en su hombro izquierdo.
- Vamos a comer. -nos dijo Lorena.
Y así fue, comimos mientras que los chicos nos contaban que habían hecho a lo largo del día, y por lo visto, fue un día agotador.
Por la tarde, vimos una peli y nos quedamos profundamente dormidos. Lorena con la cabeza encima de las de Ryan, y yo, en el pecho de Justin. Sus brazos me rodeaban, por lo tanto, no tenía frío ninguno.
Espero que la gente se vaya calmando por lo de que Justin está aquí, si eso no pasaba, s días que le quedaban a Justin y a Ryan aquí con nosotras, serían un verdadero infierno.

2 comentarios:

Love & Hope dijo...

Me encantaaa, seguid con la novela que esta muy bien! :)

«Snoui» dijo...

Geniiaaalllll seguid pronto y no me agais esperar tanto ^^
besos