domingo, 20 de marzo de 2011

Capitulo 33 (2ª PARTE) - "Nuestro pequeño escondite"

Dejé de pensar en eso por un momento, pero aún así no me podía dormir, mis ojos no se querían cerrar. Vi como amanecía, era precioso. Supuse que eran las 6am, y éstos no se levantarían hasta las 8am más o menos. Me levanté, abrí mi maleta, y me puse una ropa de deporte. Me hice un moño alto, cogí  mi iPod con los cascos, y salí de mi habitación intentando hacer el menor ruido posible al cerrar la puerta, ya que los demás estaban durmiendo en sus habitaciones, pero no quería que nadie se despertara y me viera y me preguntara para donde iba o que iba a hacer. Salí de la cabaña y me dispuse a ir al bosque. Había claridad, ya que era más o menos de día, así que no tenía porque temer nada. Miré para todos lados para ver si había alguien, pero no vi nada, ni a nadie. Así que, me puse los cascos, encendí mi iPod y con música a todo volumen, empecé a correr. Nos habían dicho que era un bosque grande pero no lo suficiente como para perderse en el. El bosque rodeaba todo aquel lago, así que ya os podéis imaginar, que tan grande era.
Corriendo y con música a tope, no podía pensar, solo disfrutaba de aquel hermoso paisaje, mientras hacía deporte y cantaba. Mientras iba corriendo, vi algo moverse. “Es un animal”- pensé, así que empecé a correr de nuevo. Cuando iba corriendo, no iba mirando al suelo, y de tonta me caí. Yo siempre tan torpe. Me había tropezado con una piedra, cayendo al suelo con la rodilla, me senté y notaba como el tobillo de mi pie derecho se iba hinchando al igual que la rodilla derecha. Me dolía un montón, no podía moverme, y encima no sabía si las cabañas estaban muy lejos, de donde yo estaba. ¡LO QUE ME FALTABA! De vacaciones y ahora con un esguince en el pie. No había llevado mi móvil, por eso, no podía llamar a nadie para que me viniera a ayudar, y no iba a ponerme a gritar en el bosque, ya que solo me escucharían los animalillos que rondaban por ahí. “Solo tengo que esperar, y cuando alguien se de cuenta de que no estoy, vendrán a buscarme”- seguía pensando yo mientras me tocaba el tobillo, el cual me dolía… no sabéis cuanto. Intentaba ponerme de pie, pero era imposible, será un milagro sino me lo había roto. Cerré los ojos, y por mis ojos caían lágrimas… señal de que no podía moverme, lo cual me hacía sentirme inútil, y de que me dolía muchísimo. Hasta que…
- ¡¡Sophie!! –me gritaron.
Me sentí aliviada, alguien me había encontrado. Abrí los ojos, y lo vi corriendo muy preocupado hacia a mí. Era muy rápido, no sabía que corriera de esa forma. Al llegar, se sentó a mi lado.
- ¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado?
- Me duele mucho… por favor, ayúdame. –le dije con lágrimas en mi rostro.
- Tranquila, ya estás conmigo… -me dijo mientras me secaba las lágrimas.
- Por favor... me duele… -seguía diciendo muy preocupada.
- No te preocupes, ¿puedes caminar?
- Sí pudiera, no estaría aquí llorando y ya hubiera ido a las cabañas…
- Lo siento… déjame ver, ¿dónde te diste?
- Aquí… -le dije señalando mi pie, el cual estaba hinchado, la rodilla estaba hinchada y con sangre, pero el pie me dolía mucho más, aunque ambas cosas juntas, era un dolor insufrible.
Me empezó a tocar el pie. Vio que lo tenía hinchado, y puso cara de preocupado. Me quitó el tenis y apartó un poco el calcetín para verlo mejor.
- Ven…
- ¿Cómo que ven?
- Sí, que te agarres de mi cuello, para llevarte en brazos…
- ¿Qué? ¿Estás loco? –le dije mirándolo con cara rara.
- Venga… ven aquí, cuanto más te quejes, más sey te va a hinchar… -me dijo mirándome.
- Pero… que peso mucho…
- A ver… ¿tú que te piensas? ¿Qué yo no hago ejercicio?
- No he dicho eso… sólo que a lo mejor…
- ¡Calla, anda! Este cuerpo no se mantiene así porque sí… -me dijo con cara de chulo mientras se levantaba la camisa, y me enseñaba su tableta.
- ¿Seguro?
- Que sí… hazme caso… -dijo mientras se bajaba la mitad de la camiseta y ocultar su tableta.
- Que conste, que fuiste tú…
- ¡Qué sí! A ver… -dijo mientras me ponía de nuevo el calcetín y el tenis.
- ¡Auu! ¡Como duele!!
- Lo siento…
- No tranquilo, está bien…- dije mientras lo miraba a los ojos.
Nos quedamos mirándonos y la tensión subía. Nuestros pulsos se aceleraban, pero ese no era el momento ni el lugar adecuado.
- Venga, vamos allá…
Me cogió en peso con sumo cuidado, quedándonos de nuevo mirándonos y más cerca. Podía sentir su aliento, sus labios casi rozando los míos, su pulso acelerado, y nervioso, al igual que el mío.
- Oye, ¿sabes volver? –le dije mientras caminaba conmigo en brazos, y mis manos rodeando su cuello.
- ¿Qué? ¿Tú no sabes? –me dijo sorprendido.
- Pues no…
- ¿Qué? ¿Te estás quedando conmigo?
- No… ¿qué te piensas? ¿qué soy un boy scaut?
- Tú mucha tableta… y fuerza, pero después no sabes nada de orientación…
- ¡Ui! Perdona señora sabelotodo… le recuerdo que usted tampoco sabe dónde narices estamos…
- ¡No me llames así!
- ¿Así cómo? ¿Sabelotodo?
Al haberme dicho aquello, ya que le había advertido de que no lo hiciera, quité una mano que rodeaba su cuello, y le pegué en el pecho.
- ¡Oye!
- Te lo advertí, guapo…
- ¡Ay! Gracias, por el cumplido… -dijo chulo.
- No te lo creas tanto… -dije en voz baja.
- ¿Cómo?
- Nada…
- ¿A qué te dejo aquí, sola? –dijo retándome.
- No serías capaz…
- ¿Qué no? –dijo parándose en seco.
- Pues no… -dije mirándole a los ojos.
- ¿Cómo estás tan segura de eso?
- Pues… porque sé que no lo harías…
- ¿De verdad? ¿De verdad piensas que no lo haría?
En ese momento, se acercó más a mí, y yo un poco más a él. A punto de besarnos, pero el dolor tan agudizante que tenía en el pie, me impedía hacerlo. Así que me alejé.
- ¿Estás bien?
- Por fa… ¿podemos seguir? me duele demasiado…
- Está bien… -dijo mientras comenzaba a caminar de nuevo.
- ¿Tú estás bien?
- ¿Quién yo?
- No, el pájaro que no está mirando… ¡Pues claro, tonto!
- Sí, sí... estoy bien no te preocupes… -me dijo frío.
- Oye, yo…
- Mira, hay una cabaña… -dijo interrumpiéndome, pero si era cierto.
- ¿Cabaña? –dije yo mientras la miraba.
- No te quejes… al menos, podremos descansar un poco… y que descanses ese pie…
- Pero, ¿y si allí vive alguien?
- ¿Cómo va a vivir alguien ahí? Sería muy antihigiénico… -dijo en un tono de burla.
- Me da cosa…
- Tranquila, que no nos va a pasar nada… -me dijo seguro.
Empezó a caminar, y al llegar a la puerta de aquella vieja cabaña, me bajó con mucho cuidado, mientras me sentaba en el suelo.
- Espera aquí, ¿vale?
- ¿Me ves pinta de poder ir a alguna parte? –dije mientras le conducía su mirada hacia mi pie.
- Ja, ja, ja… es verdad… pues espera… que ya vengo…
- ¡Sí, señor, sin prisas! –dije cuando entró y poniendo mi mano en la cabeza tipo soldado.
Al ratito salió.
- Vale, no es muy cómoda, pero se está bien ahí, es agradable…
- ¿Qué hiciste? ¿Limpiar?
- No… ordenar un poco… para que la señorita, se sienta como lo que es, una princesa –dijo agachándose para volverme a coger mientras sonreía.
No pude evitar sonrojarme. Era todo un caballero.
Entramos, en la cabaña. Tenía razón, era agradable, estar ahí… no estaba muy limpia, pero con unos arreglillos se podía mejorar.
- ¿Estás cómoda?
- Sí, claro. Gracias…
- ¿Por qué? ¿Por preguntarte si estás cómoda? –dijo burlón.
Una risita se escapó de mi boca.
- No, tonto… bueno sí… por eso, y por haberme traído hasta aquí en brazos… debes tener la espalda hecha polvo…
- Bueno, un poco… pero no por ti, sino por el largo camino, pero no te preocupes…
- A veces, los más fuertes, también necesitan un masaje… ¿quieres?
- ¿El qué? ¿Un masaje?
- Sí… sería mi agradecimiento por haberme traído hasta aquí…
- Está bien… aunque me gustaría que me pagaras de otra forma… -dijo mientras se sentaba delante de mí, con cuidado para no tocar mi pie hinchado, y quedando su espalda delante de mí, para hacerle el masaje.
- ¡Oye! –le dije dándole un golpecillo en la espalda.
- ¿Qué? Tú eres la que piensas mal… -dijo riendo, al igual que yo.
Se quitó la camisa quedándose con la espalda descubierta, para que pudiera hacer el masaje. Puse mis manos en su espa7lda, y comencé a masajearle la espalda, con cuidado pero un poco fuerte para que se le fueran los dolores. Empecé a sentir calor en mi cuerpo, deseoso de que mi pie no estuviera hinchado, y poder besarlo, y otras cosas más…
- Gracias, de nuevo… -le dije.
- Gracias a ti… por este masaje, la verdad es que la espalda se me está alivianando.
- De nada… -dije mientras pasaba mis manos por su cuello.
- Ay… que gustito… -dijo casi pareciendo un orgasmo.
- Oye… -dije riendo.
- Ja, ja, ja… ¿qué pasa? Me gusta que me toquen el cuello… y más si eres tú… -dijo mientras se giraba para poder mirarme a los ojos.
- ¿No quieres más?
- Está bien así, gracias… Sophie… yo…
- ¿Tú…?
- Je, je… -rió con una sonrisita nerviosa.- Yo… quiero decir… me alegro en cierta parte de que los chicos hayan hecho esto… sino, no estaría aquí ahora mismo contigo…
- Yo también me alegro…
Se acercó más a mí, y como siempre mi corazón cada vez que estaba cerca de él, latía más rápido. Lo tenía en frente mío, sin camisa... creo que me va a dar un infarto o algo… Casi nuestros labios se iban a rozar…
- No puedo hacer esto… -dije apartándome un poco de él.
- ¿Por qué? Sophie… sé que todavía me quieres… lo noto en tus ojos…
- Sí, te quiero… Y lo seguiré haciendo… pero esto no puede ser… ya yo tengo novio… y no puedes cambiar mi vida de nuevo de la noche a la mañana…
- Lo sé, y lo siento mucho… pero es que yo quiero estar contigo… y si tengo que dejar todo esto por ti, lo haré.
- ¿De verdad? ¿En serio dejarías todo esto, por mí?
- Sí… porque te quiero…. Y eres lo más importante en mi vida… a parte de mi familia… pero eres la chica que más amo en este mundo… y lo sabes… por favor, déjame intentarlo…-dijo mientras se acercaba a mí de nuevo.
Por fín,  lo que había estado deseando hace tiempo desde que lo dejamos, había llegado. Nuestro beso. Uno apasionado y con ganas de dejarlo todo por tenerlos todos los días…
- Justin… no quiero que dejes… todo esto por mí… te ha costado muchísimo conseguirlo…
- Pero yo quiero estar contigo, Sophie…
- Y yo… pero piensa que si esto… llega a salir a la luz… saldría mucha gente a la cual queremos herida…
- Y si…¿lo mantenemos en secreto?
- ¿Qué dices?
- Sí, podría ser un secreto… y cuando sea el momento apropiado, contarlo…
- ¿Estás loco? Sería un riesgo, para ti, tu carrera, tu familia y mi familia…
- Lo sé, pero es un riesgo que quiero correr contigo…
- Justin…
- Por favor… piénsatelo… en estos días que estemos aquí, éste podría ser nuestro pequeño escondite… para vernos y para amarnos…
- No sé…
- Por favor…-dijo besándome.
- Está bien… lo podemos intentar…
- Te quiero, Sophie…
- Y yo a ti, Justin…
Nos volvimos a besar… está vez… con más pasión, ya que se podría decir que estábamos de nuevo juntos… aunque por un tiempo, tendríamos que fingir que no nos aguantábamos… y seguir con las personas, a la cuales, no amamos… pero todo saldría bien… o eso espero…

                                              CONTINUARÁ…. 

6 comentarios:

Atteneri dijo...

Enseriooooooooo me va a dar algooooooo *-* pero es que es buenísimaaaaaa, de todas las que he leído pienso que esta es la mejor, siguientee desde que puedann plisssss, enserio la mejor<3

Unknown dijo...

me encanto!!!
publica pronto!!

Anónimo dijo...

LLLLLL porfa no tardeisss :)

Unknown dijo...

Osea que le van a poner los cuernos que waay XD! venga vengaaa otroo no sena malaas! el maraton pasado dolo fue de 2!!! dberia ser de 1o xd

Anónimo dijo...

Siguiente en cuanto puedaaannnn ^^

Anónimo dijo...

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